domingo, 21 de octubre de 2018

La Sanidad un Derecho Universal



En mi anterior entrada “La sociedad del futuro” ya mencioné el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, lo plasmo aquí de nuevo:

"Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad."


En esta entrada me voy a centrar en la parte relacionada con “la salud” y/o “la asistencia médica”.

En varias entradas he comentado ya, aquí, aquí o aquí, que en mi opinión toda la educación debería ser pública, gratuita y excelente y que en ningún caso, un niño por el hecho de ser pobre, huérfano o sea cual fuera su circunstancia, debe quedar fuera del ámbito educativo.

Pues con la salud pasa lo mismo, extendiéndose en este caso a todo ser humano, que por el hecho de serlo, debe tener acceso a un sistema de sanitario que se preocupe por su salud y que cuide de él en caso de enfermedad. Sistemas como el de EE.UU. donde si no tienes un seguro no tienes derecho a prestación sanitaria o donde dependiendo del seguro que tengas puedes quedar fuera de la prestación para algunas enfermedades originan situaciones desesperadas.

Los estados deben garantizar también una prestación sanitaria de calidad para todos sus habitantes y no debe depender de si uno tiene un seguro o si ha sido previsor el que sea atendido en su enfermedad.

Propongo aquí para ello un “Sistema Sanitario Preventivo y Universal” que consiste en:

- Se harán revisiones periódicas a todos los ciudadanos con el fin de prevenir las enfermedades.
- La enfermedad se previene y si acontece será un fracaso del sistema.
- Se dotará de medios adecuados tanto humanos como materiales.
- Se prestará especial atención a la población activa.
- Todo el mundo estará dentro del sistema sanitario y será gratuito.
- Incluirá enfermedades odontológicas, podología, psicología y fisioterapia.
- Existirá la figura del “mentor saludable” que tendrá asignados un grupo de individuos a los que visitará y hará recomendaciones saludables (ejercicios adecuados, alimentación, hábitos de vida, etc.)
- En caso de surgir la enfermedad no existirán listas de espera.
- Existirá un sistema de salud separado para el tratamiento de enfermedades crónicas con especialistas en este tipo de enfermedades.

En un sistema así, el mayor gasto se realiza en la prevención y no en la curación. Además como se previene la enfermedad se reducen las bajas laborales y en general el sufrimiento.

La época en que se pagaba al médico solo cuando enfermabas debe pasar a la historia. Un sistema como el que propongo es bueno para los médicos y para los pacientes. El sistema de salud de un país debe estar preparado para prevenir la enfermedad y en su caso sanar a cualquier ciudadano cuando lo necesite.

Imagen: Por Alquiler de Coches (Flickr: Hospital 12 de octubre) [CC BY 2.0  (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0)]

jueves, 6 de septiembre de 2018

Inglaterra: La Revolución Gloriosa

Guillermo de Orange


La  Revolución Gloriosa de Inglaterra significó el fin del absolutismo en la Inglaterra del 1689.

Curiosamente esta revolución, mucho menos famosa que la francesa, no acabó con la monarquía en este país (monarquía que continúa actualmente). La revolución depuso a un monarca absolutista Jacobo II y lo sustituyó por un monarca constitucional venido de fuera, Guillermo de Orange. La diferencia era que este nuevo monarca no tenía poder absoluto sino que debía someterse a lo que se establecía en la Constitución. Una Constitución que era aprobada por el Parlamento inglés, que pasaba a tener de hecho, el poder legislativo, esto es, la facultad de elaborar leyes.

Este Parlamento, que ya no necesitaba la autorización del rey para para reunirse, era elegido por menos del 2% de la población pero sucesivamente, a lo largo de los años (y de los siglos) fue incrementando la población con capacidad para votarlo hasta llegar finalmente al sufragio universal ya en el siglo XX.

Entre las mejoras que se introdujeron en Inglaterra en aquella época estaba la recaudación de impuestos supervisada por inspectores que anotaban y rendían cuentas de lo que se recaudaba, la independencia del poder judicial donde los jueces ya no siempre se movían influenciados por la riqueza de los contendientes sino que velaban por el cumplimento de las leyes y sobre todo la protección de la ciencia y de los emprendedores. La protección de las patentes consiguió que fuera rentable para cualquiera invertir en una idea y pronto Inglaterra estuvo al frente de la innovación mundial, no en vano, allí fue donde se originó la Revolución Industrial.

Un detalle importante vigente desde el principio eran las “peticiones” donde cualquier persona podía realizar peticiones al Parlamento y que además eran escuchadas.

Así, mientras otros países (como España) seguían anclados en sistemas pasados donde las élites recogían la riqueza y donde la innovación estaba penada por la amenaza que producía a estas élites de perder su posición, Inglaterra se colocó al frente de la economía mundial y demostró que transferir poder a una parte bastante amplia de la sociedad era bueno para el país.

Un país próspero hoy en día se identifica por un gobierno comprometido con los servicios públicos, la ampliación de la educación y unas reglas de juego realmente equitativas.

Y por supuesto sin olvidar la independencia de los medios de comunicación que son los que sacan a la luz los posibles excesos que los otros poderes puedan cometer.



Imagen: Guillermo de Orange. De Manner of Willem Wissing - www.rijksmuseum.nl Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=417519

viernes, 2 de marzo de 2018

Quiero cambiar el mundo ¿change.org?



Antes un amigo o conocido te pasaba una "hoja de firmas" donde pedía algo al ayuntamiento, al instituto, al gobierno. Tú la leías con interés, a veces no te convencía demasiado pero si el que te lo pedía era un amigo no le ibas a decir que no.

Ponías tu nombre, el DNI y firmabas. Luego normalmente nunca más sabías nada de qué paso con aquello, normalmente, no llevaba a ningún sitio.

Al llegar las redes sociales todo cambió, ahora se podía llegar a más gente, aunque el tema de la recogida de datos se complicaba un poco ya que la firma manuscrita no se podía hacer por internet. 

Así cuando surgió una plataforma como "change.org", ¡qué buena idea! pensé la primera vez que lo ví. No dudé en registrarme y apoyar algunas causas que me enviaban o que aparecían  en primera página al entrar a la web, aunque desde el principio observé que solo pedían una dirección de email para registrarse, ninguna comprobación más. Yo que tengo hasta 5 direcciones de email podría perfectamente multiplicar por 5 mi influencia en las peticiones, pero en fin, como idea inicial no estaba mal.

Luego me fueron llegando más peticiones, al principio por email, luego sobre todo por whastapp. Eran de conocidos, no siempre estaba de acuerdo, ahora era más sencillo decidir no firmar si  las causas que te enviaban no te convencían.

Actualmente me llegan varios correos de change.org semanalmente, a veces uno al día, incluso a veces con peticiones con las que no solo no estoy de acuerdo sino incluso estoy en contra. ¿En base a qué me llegan esas peticiones? No son personas conocidas y dado que no siempre estoy de acuerdo con ellas no parece que sigan una pauta de "cosas parecidas que he apoyado".

Entrando en la página de "change.org" no es sencillo comprender como funciona esta plataforma exactamente en cuanto al modo de realizar las invitaciones a firmar.

Tras rebuscar un poco hay 2 cosas que me llaman la atención:

  • change.org indica que no es una ONG, es una empresa, aparentemente con sede en San Francisco, y como tal busca obtener beneficios. Indican en su web que tienen un certificado B-Corp lo que indica que "asumen compromisos sociales y medioambientales, así como de responsabilidad y transparencia". No conocía este tipo de certificados pero me parece una idea positiva.

  • change.org permite realizar "promoción de peticiones", es decir tras recibir un cierto ingreso se encargan de hacer llegar tu petición a más gente.

Entiendo que los correos con peticiones de desconocidos que me llegan se ajustará a ese tipo de promociones. En realidad en el pie de los correos hay un enlace que indica:
"Gestionar las preferencias de email"
Dentro podemos marcar o desmarcar varias opciones, entre ellas:
"Hay campañas que me podrían interesar"
"El Resumen Semanal sobre Peticiones" es listo
Supongo que desmarcándolas me dejarían de llegar ese tipo de correos... lo voy a probar.

Resumiendo, creo que change.org es una buena iniciativa pero debería facilitar más a los usuarios qué temas son los que le interesan y cuales no. Por otro lado, utilizar solo una cuenta de email, o de facebook (sí también en facebook es posible tener varios perfiles) para la autenticación quita legitimidad al tema dado que alguien podría votar varias veces.

Finalmente, creo que las administraciones públicas deberían ser las encargadas de establecer una plaforma de este tipo como una medida de e-gobierno pues es una forma útil de valorar los deseos de la ciudadania.

Imagen De Change.org - https://www.change.org/en-GB/press, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=43177862

viernes, 2 de febrero de 2018

Libertad






¿Qué es la libertad? Si entramos al diccionario de la RAE veremos que tiene muchas acepciones siendo las más destacadas:


Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.

Es decir, libertad en cuanto a libre albedrío.

Estado o condición de quien no es esclavo.
Estado de quien no está preso.

Estas dos son como contraposición a la esclavitud o a la prisión. Hay muchas otras, de hecho es una palabra con muchos significados distintos según el contexto. Me voy a centrar en dos especialmente:

En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas.
Condición de las personas no obligadas por su estado al cumplimiento de ciertos deberes. 
 
Y es que no cabe duda de que la libertad como algo opuesto a la esclavitud o algo opuesto a la prisión es algo bueno y deseable, sin lugar a dudas.

En cambio, si entramos en las otras acepciones la cosa ya empieza a dar más que pensar. Por ejemplo, en la primera de las acepciones, podría argumentarse que es algo imposible si existiera “el destino” por no hablar de la frase más asociada a la palabra libertad: “La libertad de cada uno acaba donde empieza la de los demás”.

Partiendo de que no creo en el destino y que efectivamente considero a cada uno responsable de sus actos me voy a centrar en las últimas dos acepciones.

¿Puede o debe el estado obligar a sus ciudadanos a cumplir ciertos deberes?¿Hasta donde? En la respuesta a esta pregunta se encierra en gran medida la respuesta a los distintos sistemas políticos y formas de organización que ha tenido la humanidad.

Aunque sería interesante, no voy a realizar un paseo por los distintos sistemas políticos que han organizado nuestra vidas a lo largo de la historia, voy a intentar centrarme en línea con mis últimas entradas del blog en nuestro sistema: la democracia. ¿Donde empieza y acaba la libertad del individuo en democracia?¿Hasta donde debe intervenir el estado?

Hay un grupo importante de personas que opinan que la libertad debe ser lo más amplia posible y el estado debe reducirse al mínimo, dedicándose solo a mantener la ley y el orden y garantizar el cumplimiento de los contratos. Así deberían reducirse drásticamente los impuestos, dejando libertad de movimiento a las empresas y a las personas.

En la entrada sobre “Democracia” señalaba las palabras de Bertrand Russell sobre la libertad personal:

Debe existir una esfera dentro de la cual las acciones de un hombre no pueden estar sujetas a la fiscalización gubernamental, incluyendo la libertad de palabra, la libertad de prensa y la libertad religiosa. 
 
No hay duda, palabra, prensa y religión deben estas abiertas a los individuos aunque ya podemos introducir matices, como decir que no debemos atacar a otras personas gracias a esa libertad por ejemplo mediante insultos (palabra), difamaciones (prensa) o mediante atentados en nombre de la religión.


Centrándonos en el aspecto económico, podríamos empezar recordando a Adam Smith, que defendía el libre comercio como el medio más idóneo para la economía, afirmando que las contradicciones engendradas por las leyes del mercado serían corregidas por lo que él denominó la "mano invisible" del sistema que en pocas palabras establecía que la libre competencia perfecta (sin intromisión del estado) permitía un beneficio de todas las partes y un crecimiento económico justo y constante.

Así muchos líderes internacionales como el líder conservador británico, David Cameron, han declarado que:

Los mercados libres son la mejor fuerza imaginable para producir riqueza y felicidad humanas

En base a ello promovieron políticas que acabaron con el monopolio estatal de los servicios públicos en Reino Unido y de forma similar se ha ido realizando en el resto de Europa.

Pero ¿realmente no necesitan al estado estas empresas y estos mercados?

Podemos señalar en primer lugar, el papel del estado como garante de la propiedad privada gracias a la policía y el sistema legal, protegiendo locales y la producción de las empresas, pero también mediante leyes de patentes que impiden el robo de las ideas y de la marca y la propiedad intelectual de las mismas.

También se benefician las empresas con la inversión en investigación y desarrollo del estado. Toda la investigación realizada en los organismos públicos de investigación y en las universidades acaba revertiendo en innovaciones para las empresas del país.

Otro beneficio para las empresas son todas las infraestructuras que realiza el estado, las redes de carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos facilitan el comercio, los suministros o incluso el acceso de la mano de obra a los puestos de trabajo de las empresas.

Otro importante capítulo que no sale habitualmente en los titulares de los periódicos salvo casos flagrantes son los distintos tipo de subsidios que se dan a las empresas a veces en forma de reducciones fiscales y otras en forma de rescates como las autopistas o los bancos españoles. ¿No deberían ser responsables los accionistas de las empresas de las quiebras de las mismas? ¿Por qué sí pueden recoger los dividendos cuando van bien pero no pueden perder el valor de sus acciones cuando van mal? ¿Es porque son empresas estratégicas?. Y si es así ¿no sería mejor que dichas empresas estratégicas permanecieran en manos del estado?

Llegamos a la situación absurda de que el riesgo recae en el contribuyente, mientras que los beneficios se privatizan.

El fin de las empresas es obtener beneficios, no deben ponerse en sus manos los servicios públicos cuyo fin debe ser dar un buen servicio al ciudadano. Y cuando hablo de servicios públicos me refiero a la sanidad, la educación, los servicios sociales, la seguridad social, el sistema judicial, la policía, la defensa, el transporte y también el suministro de energía, agua, la vivienda social o las comunicaciones.

Existen multitud de ejemplos que han demostrado que la privatización de algunos de estos servicios no solo no los han mejorado sino que además han costado más caros que antes de ser privatizados.

Y es que vivimos en una sociedad donde todos tenemos cabida y nadie debe quedar en las cunetas, aunque es cierto que como decía Margaret Thatcher:

No sé de nadie que haya llegado a lo más alto sin trabajar duro. Esa es la receta. No siempre te llevará a lo más alto, pero debería acercarte bastante

Hay que fomentar el trabajo y el esfuerzo pero no podemos dejar a merced del libre mercado y de las ansias de riqueza de las empresas nuestra economía. Thatcher también dijo:

Cada regulación es una restricción de la libertad; cada regulación tiene un coste
 
El meollo del tema es hacer las regulaciones adecuadas, cosa harto difícil pues es como una balanza donde un peso un poco superior en uno de los lados puede producir abusos de los que reciben ayudas, un peso en el otro dejar personas desprotegidas. 

Si algo hemos demostrado los seres humanos es que tenemos imaginación para saltarnos las reglas para nuestro interés, de ahí, que sea fundamental un cambio cultural donde lo importante no sea la regulación sino la buena intención de todos en que se lleve a cabo de forma justa. Casi suena utópico, pero no lo veo imposible.